El alzheimer.
El alzheimer
es una alteración neurodegenerativa primaria. Cuando una persona padece la
enfermedad de Alzheimer, experimenta cambios microscópicos en el tejido de
ciertas partes de su cerebro y una pérdida, progresiva, pero constante, de una
sustancia química, vital para el funcionamiento cerebral, llamada acetilcolina.
Se han
identificado dos signos característicos de la patología como causa del
alzhéimer que son:
Las placas
seniles son depósitos extracelulares de
la proteína beta amiloide en la sustancia gris del cerebro, y se asocian con la
degeneración y muerte neuronal. Esta proteína beta amiloide procede de la
degradación de una proteína más grande llamada proteína precursora de amiloide,
que se encuentra en la membrana de muchas células.
Por otra
parte, la formación de ovillos de neurofibrillas es el resultado
de la polimerización anormal de la proteína tau (una proteína que está en las
neuronas), y se inicia en la región del hipocampo donde se encuentra la función
de la gestión de la memoria. Estos dos procesos implicados en el mal de
Alzheimer podrían estar interrelacionados y, en cualquier caso, provocan una
degeneración y disfunción neuronal.
La enfermedad
de Alzheimer afecta a la memoria en sus diferentes tipos. Estos son los
deterioros sufridos: Pérdida de memoria a corto plazo, pérdida de
memoria a largo plazo, alteración en la capacidad de razonamiento, afasia, apraxia, pérdida de
capacidad espacial y cambios de carácter.
A partir de
los 70 años, el riesgo de desarrollar Alzheimer es mayor, por lo que es
recomendable no dejar pasar por alto cualquier cambio en el comportamiento, si
hay olvidos frecuentes, desde los más sencillos hasta aquellos que representan
un riesgo mayor, así como si hay desorientación de lugar, tiempo y persona. Si
están presentes algunos de estos síntomas, es necesario acudir con un
especialista en neurología para que realice un diagnóstico.
El alzhéimer
es un trastorno que puede venir asociado a distintas causas; así, podemos
diferenciar tres tipos de alzhéimer:
Alzhéimer
familiar: se sabe que
personas en cuya familia se hayan dado casos de alzhéimer tienen más
probabilidades de padecer la enfermedad. Además, existe un tipo de alzhéimer
llamado específicamente alzheimer familiar, que se caracteriza por iniciarse de
forma temprana, es decir, antes de los 60 años.
Alzhéimer
asociado al síndrome de Down:
debido a la trisomía en el cromosoma 21, las personas con este síndrome
presentan exceso de proteína precursora de amiloide, lo que favorece que su
metabolismo lleve a una acumulación de los fragmentos causantes de la placa senil.
Alzhéimer
asociado a la edad: aunque esta
enfermedad no es una consecuencia del envejecimiento, afecta al 5-7% de las
personas mayores de 65 años. Existen más de 70 genes cuya presencia en el
organismo puede favorecer la aparición de alzhéimer asociado con la edad.
El hecho de
que las personas que padecen la Enfermedad de Alzheimer se enfrenten
diariamente a la pérdida progresiva de la capacidad para llevar a cabo las
actividades habituales de la vida cotidiana, tiene un efecto importante sobre
la calidad de vida de los pacientes y de sus familiares.
Por eso
nesesario capacitar al personal de enfermería en esta área para poder hacer
frente a esta pesadilla a la que cada día se enfrentan nuestros ancianos y
lógicamente todos sus familiares.